A Mamá
Podría agradecerle a la vida, por el agua cristalina, que regó de
emociones mis días, y que hizo fuertes mis raíces para soportar cualquier
viento que intente desvestirme. Tierna agua que un día brotó dos semillas, y que aún en tiempos de
sequía, supo devolver frescura a nuestros días, enseñarnos lo valerosa que es
la vida, y sentirla como si fueran los últimos versos de una poesía. Clara agua, que sin darse cuenta, nos hizo ver la transparencia de su
alma, aquella que ninguna se le compara, y hacer callar la tristeza de nuestras
campanas. Esa que nos enseñó a proteger a nuestras ramas hermanas, frente a
cualquier fuego que se nos acercara y frente a cualquier situación de
desesperanza. Valiente eterna agua, que aún hoy en día, sigue inundando nuestros ríos
de caricias, apagando nuestros incendios de ira, y brindándole paz a nuestros
momentos de melancolía. Gracias por lo que nos diste y lo que nos darás.
Juan Pablo Svaluto Marchi
15 de Octubre de 2009
1 comentario:
muy bueeeno viejo!
abrazo
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