Seguiré resistiendo este bombardeo,
porque soy y somos tu escudo,
sin avergonzarnos de que nos condenen
a alistarnos una vez más en el frente,
a que nos quieran rifar por dos centavos,
sólo por el afán de formar parte de
esta turba de orgullosos desgraciados.
Seguiré obstinado en amarte,
en perseguirte a donde quieras ir,
aunque confundan tu carne con carroña
y quieran prostituir nuestra agonía,
convirtiéndonos en primicia del mercado.
Seguiré encarnándote en mi aliento
derribador de molinos de viento
y volverás a encontrarme vagando
tras un horizonte ciego.
Volveré a verte, reciclaré mi esperanza,
aunque nos corrompan el alma.
Juan Pablo Svaluto Marchi
