miércoles, 7 de noviembre de 2012

A Mamá


Podría agradecerle a la vida, por el agua cristalina, que regó de emociones mis días, y que hizo fuertes mis raíces para soportar cualquier viento que intente desvestirme. Tierna agua que un día brotó dos semillas, y que aún en tiempos de sequía, supo devolver frescura a nuestros días, enseñarnos lo valerosa que es la vida, y sentirla como si fueran los últimos versos de una poesía. Clara agua, que sin darse cuenta, nos hizo ver la transparencia de su alma, aquella que ninguna se le compara, y hacer callar la tristeza de nuestras campanas. Esa que nos enseñó a proteger a nuestras ramas hermanas, frente a cualquier fuego que se nos acercara y frente a cualquier situación de desesperanza. Valiente eterna agua, que aún hoy en día, sigue inundando nuestros ríos de caricias, apagando nuestros incendios de ira, y brindándole paz a nuestros momentos de melancolía. Gracias por lo que nos diste y lo que nos darás.

Juan Pablo Svaluto Marchi

15 de Octubre de 2009



1 comentario:

francisco scarponi dijo...

muy bueeeno viejo!
abrazo