Siempre suelo mirar hacia atrás,
detrás de mis ojos vueltos,
y entonces mis días son como
piedras hundiéndose
en el estanque del tiempo.
He de derramar tanta sal como ayeres.
Y así seré mar adentro,
y seré cenizas,
y seré la espuma que regresa
siempre a la orilla.
El tiempo se abre en nosotros
como una grieta y como una flor
con la misma violencia.
Juan Pablo Svaluto Marchi
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